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domingo, 19 de febrero de 2012

LA LLEGADA DE LA NAVIDAD



          ....Un día a mediados de diciembre, la madre de uno de mis pequeños alumnos llamado Ángel, se presentó por la mañana con un queso y unas figuritas de mazapán.
-Tenga, señotita, para que celebre la Navidad con su familia. El queso es de cabra y el mazapán lo hemos hecho nosotros.
Me puse tan azarada, que no acerté más que a decir:
-Muchas gracias, pero no era necesario que se hubiera molestado...
-No, no- me cortó- Si no es ninguna molestia. Si le estamos muy agradecidos, y el niño viene muy contento a las clases...
          Yo desconocía que en aquel rinconcito manchego todavía se conservaban las viejas tradiciones de regalar algo de comer a los maestros cuando llegaba Navidad. Y todos, el que más y el que menos, aunque no tuvieran mucho que ofrecer, hacían el esfuerzo de llevar alguna cosilla. A mí me costaba trabajo aceptarlo algunas veces , pues sabía que eran gente humilde, que vivían del campo, de las viñas, de lo que podían,y que muchas veces andaban con lo justo. pero no me podía negar a coger lo que llevaban porque lo hubieran considerado una descortesía por mi parte. Y así fue como, la víspera de las vacaciones me junté con un montón de paquetitos y tuve que llamar a mi madre para advertirle, que no comprara dulces aquel año , que llevaba  unas cuantas cajas y se echarían  a perder.

             Los días previos a la partida vacacional transcurrieron, tranquilos pero alegres. No disponía en la clase de ningún adorno de navidad, ninguna bolita de color o espumillón para colocarlo por la pared, asi que tuve que echar mano de la imaginación y con unas barritas de plastilina que había en el armario hice un pequeño nacimiento, ayudándome con algunas ramitas y piedras que encontré en el patio de recreo. Los niños trajeron las panderetas y aprendieron algunos villancicos que luego le cantábamos al Niño.Pero el ratito que más disfrutaban era cuando nos sentábamos en la alfombra y contábamos cuentos de navidad. Eran unos momentos que adoraban, y yo con ellos. Allí, al calorcito de la estufa saqué todo mi repertorio de historias, las que había leído, las que me habían contado, o las que me inventaba. Me miraban fascinados, atentos a todas las palabras que salían de mi boca,que unas veces eran graves, otras agudas, otras semejaban a alguien que se enfada, que se sorprende...dependiendo del personaje que hablara, y ninguno se distraía, estaban todos atentísimos. ¡Que distinto es ahora! Cuando he intentado contar un cuento en los cursos bajos, hay siempre algunos que no quieren escuchar, están tan llenos de estímulos por todos lados, tan artos de todo, que no saben saborear esos bellos momentos...
          El último día me despedí de mis pequeños alumnos con un beso y deseándo que los Reyes les trajeran muchas cositas buenas. Yo, por mi parte, estaba feliz. Feliz de volver a mi casa,a reencontrarme con mi familia y mis amigos.Hacía tiempo que lo venía saboreando
           La noche antes ya había dejado la maleta preparada, y a las dos del día siguiente esperaba impaciente en la plaza el autobús que me llevaría de vuelta a mi hogar. Cuando subí y me senté en mi asiento, oí detrás de mi  una voz, que en forma de susurro decía a otra persona: "Esta es la maestra". Pero ya no me importó, en poco más de una hora sería una persona perdida entre otras muchas. Al ver como aparecían en el horizonte, la torre de la Catedral y los cuatro picachos del Álcázar de mi pequeña ciudad mi corazón estalló de alegría.  Mi madre me recibió con un beso emocionado y mi abuela Andrea, que pasaba las vacaciones con nosotros, no pudo contener las lágrimas...¡Volvía a mi hábitat!
    

4 comentarios:

  1. Que lindo! Maravilloso es recibir regalos de personas tan humildes, significa tanto para ellos, y tambien para nosotros. Pasarla en casa con los familiares n0 tiene precio, despues de una prolongada ausencia. Muy ameno.

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  2. Como siempre, en tu blog hay generosidad y belleza Gracias por obsequiarnos con tan entrañable relato

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  3. Entrañable navidad...recuerdos que reflejan bien tiempos pasados... Me ha hecho mucha gracia
    cuando dices a tu madre que no compre dulces...porque vas cargada de ellos...
    Es una delicia seguir tus cronicas de una maestra" novata"....Un abrazo muy fuerte de Begoña

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  4. Una grán generosidad,emoción al leerte mi querida amiga
    Gracias por compartir tán bellos sentimientos
    Besitos mi niña

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